El escritor mexicano Ignacio Padilla (1968-2016), miembro de la Academia Mexicana de la Lengua desde 2011 e integrante de la llamada “Generación del Crack”, murió la madrugada del sábado en el estado de Querétaro como consecuencia de un accidente automovilístico. Su cuerpo sería trasladado a la Ciudad de México este sábado.
El deceso fue confirmado ayer por la Secretaría de Cultura federal, que –a través de un comunicado– señaló que el titular de la dependencia, Rafael Tovar y de Teresa, expresó sus condolencias a la familia de Ignacio Padilla, autor de “La catedral de los ahogados”, obra que le mereció el Premio Juan Rulfo para Primera Novela en 1994.
“Lamento el fallecimiento de Ignacio Padilla, un hombre de letras en el más amplio sentido de la palabra. Mi pésame a su familia”, expresó el secretario de Cultura en su cuenta oficial de “Twitter”.
La dependencia federal recordó que el pasado 2 de agosto, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) dedicó el ciclo “Protagonistas de la Literatura Mexicana” a Ignacio Padilla, quien en esa ocasión acudió a la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, acompañado por Ana García Bergua y Jorge Fernández Granados.
En su discurso, el autor señaló: “Generalmente la literatura es una actividad solitaria, no me dejarán mentir y, sin embargo, he tenido la fortuna de vivir la literatura como una actividad de grupo, de amistad: la Generación del Crack es sólo un ejemplo”.
Al referirse a su trabajo con las letras, el también autor de “Si volviesen sus majestades” (1996) aseguró que veía las palabras “como animales vivos, las busco, las rebusco, las reinvento y, por otro lado, tengo el gran dilema de que lo que me gusta es contar historias y mi lucha de vida literaria ha sido tratar que las palabras no se coman en ocasiones a mis historias o a mis ensayos”.
En 1996, 3l escritor de novela, novela corta, cuento, literatura infantil y ensayo publicó el Manifiesto de la Generación del Crack junto con sus colegas Jorge Volpi, Eloy Urroz, Miguel Ángel Palou y Ricardo Chávez; también fue compañero de ruta de Mauricio Montiel.
El 10 de febrero de 2011 fue nombrado académico correspondiente en el estado de Querétaro, por propuesta del escritor y también académico Gonzalo Celorio; su discurso de ingreso se tituló “Elogio de la impureza”, el cual leyó el 23 de agosto de 2012 y fue contestado por el novelista dramaturgo y periodista Vicente Leñero.
Entre sus obras también destacan “Amphitryon” (Premio Primavera de Novela 2000); “Espiral de artillería” (2003); “La gruta del toscano” (Premio Mazatlán de Literatura 2006) y “El daño no es de ayer” (Premio La Otra Orilla 2011).