Como suele pasar dentro de los medios de comunicación no especializados, se ha buscado la parte morbosa al acentuar que el rival de Aguayo era Mysterio, luchador conocido internacionalmente por su trabajo en WWE.
Mientras en algunos lados dicen que lo que causó el traumatismo cervical que derivó en la muerte de Aguayo fueron las patadas voladoras, en otros afirman que fue el supuesto impactó al cuello del 619.
Pero como ya lo aclaramos hace rato, el problema fue la caída de Aguayo en las sogas:
El Perro recibió unas patadas voladoras de Rey Mysterio, pero al caer a la soga intermedia, su cuello impactó en ella, lo cual le causó un traumatismo cervical, es decir, una fuerte lesión en la columna vertebral, lo cual es común en la lucha, pero en este caso llegó a un grado mayor. Mysterio le aplicó posteriormente el 619, pero esto no influyó en el daño que ya tenía el cuello de Aguayo. Hay que recordar que las cuerdas de los rings son de metal forradas con plástico (usualmente manguera). Sólo en WWE y en algunas empresas pequeñas usan cuerda trenzada de nylonrecubierta con cinta de aislar”.
Rey Mysterio es un luchador pequeño y de bajo peso. Sus patadas son en realidad empujones, que si bien pueden hacerle perder el equilibrio a sus rivales, no son un golpe con la fuerza para lesionar. Lo mismo puede decirse del 619, un castigo de mucha vistosidad, pero cuyo efecto es meramente dramático.
Quizá el Hijo del Perro Aguayo venía lastimado de algún combate anterior, y en todo caso la responsabilidad principal sería de laComisión de Box, Lucha Libre y MMA de Tijuana, que debe checar la salud de los luchadores antes de la función. Pero como es bien sabido dentro del medio luchístico, las comisiones de la república rara vez cumplen su encomienda.
Una atención médica más rápida hubiera hecho la diferencia. En WWE, el réferi hubiera detenido la batalla en su totalidad y pedido asistencia médica. Escenas como la de la noche de ayer hemos visto muchas veces en México, pero afortunadamente en prácticamente la totalidad de los casos las lesiones resultantes no han conducido a la muerte.
La lucha libre mexicana ha evolucionado, haciéndose cada vez más peligrosa. Sin embargo, ni comisiones ni promotores han avanzado en consecuencia. Aquí siguen permitiéndose los sillazos a la cabeza, no se hacen constantes chequeos médicos, y solamente en las empresas grandes podemos ver una ambulancia fuera de la arena.
Esperemos que esta tragedia haga reflexionar a los integrantes de esta industria y no tengamos que volver a lamentarnos de algo tan terrible.
Con Información de SuperLuchas