El director mexicano Guillermo del Toro afirmó que el nacionalismo está lleno de palabras bonitas pero hechos muy trágicos, por lo que propuso regresar a la fábula y la parábola para anular las diferencias.
“El nacionalismo está hecho de palabras que suenan muy bien pero son inalcanzables, como la Tierra madre, la madre patria, el heroísmo, aunque en ninguna guerra hay heroísmo, sino dolor y más dolor, pero se inventan cosas para controlar”.
En una charla de 40 minutos con la prensa hispana que cubre el 42 Festival Internacional de Cine de Toronto, donde se presentó anoche y fue ovacionado por “La forma del agua”, por la que recibió en Venecia el León de Oro, Del Toro habló de la descomposición social que se está dando en el mundo y de su amistad con Iñárritu y Cuarón.
“El mundo entero está teniendo una descomposición social, una regresión severa. Se están desarticulando los tratados básicos de la economía, de la ecología, de la Unión Europea, hay una desestructuración global”.
Decepcionado de la clase política, el cineasta refirió que hay una acumulación de atrocidades a nivel mundial, por lo que se preguntó: ¿Cómo llegamos tan rápido? O a lo mejor nunca salimos”.
Entre reflexiones e ironías (“llevo serenata a domicilio”) el director de El laberinto del Fauno" advirtió que “si aguantamos como especie vamos a pasar de la adolescencia a la edad adulta, pero ahorita estamos en los 17 años”.
Explicó que la ideología dominante se basa en la especificidad, en la diferencia que se hace entre las personas, mientras que “la generalidad nos une”, ante lo cual el cineasta propone la parábola y la fábula -primer instrumento de comprensión- para anular esa especificidad.
En este contexto, adelantó que tiene un “plan pequeñito” que anunciará en el próximo festival de cine de Morelia. Reacio a hacer proselitismo rumbo a las elecciones presidenciales del 2018, dijo que los mexicanos deben elegir a “quien crean que es un gran político.
“Si no podemos remediar completamente la situación, sí podemos ralentizarla”. Para Del Toro es difícil aceptar la “uniformidad de la clase política”, incluso recordó el dicho de “hacer lo mismo y esperar un resultado diferente es la definición de locura”, por lo que es mejor “hacer la diferencia, que no sea lo que hemos hecho”.
En México, dijo, hay grandes atletas, grandes artistas, pero no grandes políticos. Sin manifestar preferencia por ningún partido político, Del Toro prefirió recordar la riqueza de los tiempos de Lázaro Cárdenas.
El director de Pacific Rim se refirió también a los cineastas Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón, a quienes consideró sus hermanos: “La vida te da dos familias, en la que naces y en la que te haces.
Ellos son mis hermanos, siempre que hay una encrucijada ahí estamos”. A Alejandro le hablo con la misma frecuencia que le hablo a mi mamá. Cuando iba llegando a Venecia en la lancha la llamada era de Alfonso.
Ellos fueron fundamentales en que hiciera esta película (The shape of water). También se refirió a la productora Bertha Navarro como una “mamá cinematográfica”, quien estará “cerca de mí toda mi vida, lo que me pida lo voy a hacer”.
Del Toro, quien filma y radica en Toronto junto con su familia desde hace cuatro años, dijo que hacerse canadiense “no está en mis planes porque viajo mucho, rara es la vez que paso seis días en un lugar”.
En Toronto, ciudad multicultural que definió como “plural, liberal” se estrenará a fin de mes en la Art Gallery of Ontario una muestra de 500 objetos que han sido inspiración del cineasta, titulada “Guillermo del Toro y sus monstruos”.
El autor de esta reciente historia de amor entre una mujer de limpieza muda y una criatura acuática, sostuvo que el romanticismo es peligrosísimo porque te hace pensar en un final feliz y no es así, por lo que es mejor “rendirse al momento” mientras dure la relación.
“Es mucho más fácil morir por alguien que vivir con alguien”, dijo Guillermo, visiblemente contento y relajado después de conseguir el León de Oro por encima de otras favoritas, como “Suburbicon”, de George Clooney, y “Downsizing”, de Alexander Payne.
De los personajes que escogió para su reciente película, donde actúan Sally Hawkins y Octavia Spencer, indicó que prefiere escoger talento que “no sea una actriz que parece modelo de perfume”.
Portando un anillo de graduación de 1928, que mandó fabricar para una película que todavía no hace sobre una expedición a la Antártica, Guillermo dijo que frente a la crisis social prefiere “el humor y plasticidad”, porque es lo que te salva en las peores crisis, “incluido el secuestro de mi jefe”, son como herramientas de construcción.