Narrador, poeta, ensayista y periodista, Ruvalcaba se destacó de entre todos sus contemporáneos por la cercanía que tuvo con la juventud. Esto a través de la publicación de textos en la mencionada revista, así como por su denotada pasión por la música, la cual hizo latente en muchas de sus obras: John Lennon tuvo la culpa, Al servicio de la música, La historia de los Beatles, Elogio del demonio, algunos de ellos.
Hijo del violinista Higinio Ruvalcaba y de la pianista Carmen Castillo, Eusebio nació en Guadalajara en 1951. De la profesión de sus padres, el escritor explicaba su marcada vena musical. “Hay que escuchar música a raudales. Todo el tiempo. Todos los días. Hasta que encontremos aquella cuya forma sea la de nuestro corazón”, es uno de los aforismos que compartió a través de su blog eusebioruvalcaba.wordpress.com, en el cual publicó por última vez en diciembre pasado.
“Pese a que ha publicado ciertos títulos (Un hilito de sangre, Pocos son los elegidos perros del mal, Una cerveza de nombre derrota, El frágil latido del corazón de un hombre…), pese a que se gana la vida coordinando talleres de creación literaria y escribiendo en diarios y revistas, él dice que vino al mundo a escuchar música. Y a hablar sobre música. Y a escribir sobre música”.
Hilito de Sangre fue su primera novela… y llegando y llamando las miradas del público ávido de propuestas tan vitales como la suya: con ella ganó el Concurso Literario Agustín Yáñez y de ella se realizó la adaptación cinematográfica, con un puberto Diego Luna que personifica a un personaje en pleno rito de paso.
Sexoso, divertido, cotorrón y bien musical. Así es como muchos recordaremos al buen Eusebio. “Chavos: fajen, no estudien. Porque si no lo hacen ahora, el día de mañana ni tiempo van a tener. Ni ganas”.
Descanse en paz.