Desde que el taxonomista Carl Linnaeus describiera por primera vez a la anguila eléctrica hace 250 años, los biólogos han asumido que la criatura pertenecía a una sola especie. Sin embargo, el nuevo estudio ha descubierto que en realidad hay varias especies que varían en tamaño, morfología, genética y hasta en la forma de producir sus descargas eléctricas.
El hallazgo es una prueba más de hasta qué punto desconocemos la biodiversidad que comparte planeta con nuestra propia especie. C. David de Santana, primer firmante del estudio y biólogo en el Museo de Historia Natural de Washington explicó a Gizmodo en un un correo electrónico:
La nueva especie no pasa desapercibida. Los adultos miden hasta 2,5 metros de longitud. Es una prueba de la enorme cantidad de nuevas especies que nos quedan por descubrir en la selva amazónica. Muchas de esas especies pueden esconder la clave para curar diferentes enfermedades o inspirar avances tecnológicos. Es vital que protejamos uno de los lugares con más biodiversidad del planeta.
Las anguilas eléctricas son una peculiar variedad de peces que cazan en los ríos y masas de agua dulce de Sudamérica. La electricidad es un componente crucial para toda la vida, pero las anguilas llevan ese componente un poco más lejos. Los peces disponen de una serie de órganos especializados cuyas células generan corriente eléctrica. Esos órganos funcionan un poco como las baterías que alimentan una linterna, acumulando una serie de descargas menores que se combinan en una mucho más potente. Las anguilas usan ese sistema para orientarse y para aturdir a sus presas.
Los investigadores examinaron 107 ejemplares de anguila eléctrica capturados en diferentes puntos del continente, midiendo sus órganos y analizando su ADN. Externamente, todas las anguilas lucen parecidas con tan solo algunas diferencias a priori poco relevantes en la forma de la cabeza. Sin embargo, el análisis de ADN ha revelado que en realidad hay tres especies cuyo ADN mitocondrial difiere más entre ellas que la distancia que hay entre nuestro ADN mitocondrial y el de los chimpancés. En su estudio recién publicado en Nature, los investigadores han propuesto bautizar estas tres especies con los nombres de Electrophorus voltai, Electrophorus electricus, y Electrophorus varii.
El análisis reveló que la E. voltai es capaz de producir descargas de hasta 860 voltios, mucho más de lo medido hasta ahora en otras anguilas o cualquier otro organismo.
Las tres especies difieren en algo más que en sus genes. La E. varii vive en aguas turbias y fangosas situadas bajo el nivel del mar. Por su parte, la E. electricus y la E. voltai habitan aguas limpias situadas a cierta altitud en Guayana y Brasil respectivamente. El análisis también reveló que la E. voltai es capaz de producir descargas de hasta 860 voltios, mucho más de lo medido hasta ahora en otras anguilas o cualquier otro organismo terrestre. El sistema de alimentación del metro de Nueva York, por citar una referencia, es de 625 voltios. Las sillas eléctricas usadas en las ejecuciones suministran algo más de 2.000 voltios.
“Es importante entender la biodiversidad de estos rincones de agua dulce en el planeta”, explica James Albert, biólogo en la Universidad de Louisiana no implicado en el estudio. “Los ríos de la Amazonia son un ecosistema con una concentración y densidad de especies tremenda para su tamaño relativamente pequeño en el planeta. Determinar las especies que lo habitan es un paso importante para proteger esos ecosistemas de la acción del ser humano, que ya está causando suficientes destrozos.”
Albert también destacó que muchos de los autores del estudio sean brasileños y expresó sus esperanzas de que exista el mismo nivel de compromiso en otras regiones de África y el Sudeste Asiático.
Se Santana matizó su estudio diciendo que sólo han capturado 107 ejemplares y que probablemente haga falta más trabajo de campo para verificar alguno de los hallazgos de la investigación, como la razón por la que unas anguilas tienen más voltaje que otras.
La biodiversidad de nuestro planeta se extiende mucho más allá de lo que alcanza nuestra limitada vista. Lo que parecía una sola especie pueden ser muchas tan diferentes como los seres humanos de los chimpancés. Perder esos hábitats hace que corramos el riesgo de extinguir especies que ni siquiera conocemos. [Nature]