Probablemente, el asiento del inodoro tenga una reputación injusta como el lugar más sucio y con más bacterias de la casa. Aunque tiene sentido pensar así, hay lugares que multiplican el número de bacterias en los hogares, algunos de ellos donde menos esperas. Y la cama tampoco copa la lista.
Como explican los chicos de Science Insider, hay miles de especies de insectos, bacterias y hongos habitando tu casa. Algunos viven en el aire acondicionado y esencialmente “atacan” toda la casa. También hay un tipo de microbacterias que vive en la ducha, aunque en este caso se ha encontrado que son capaces de reducir el estrés de las personas.
Sea como fuere, los investigadores cuentan que, en términos de microorganismos, el inodoro no forma parte de los primeros lugares de la lista. De hecho, en estudios anteriores encontraron que hay aproximadamente 200 veces más bacterias fecales en la tabla de cortar promedio de una cocina que en el asiento del inodoro (a través de productos cárnicos crudos o las vísceras desde el interior del animal, donde se originan muchas de las bacterias fecales).
¿Y el lugar con más bacterias? Sorprendentemente, ese lugar lo ocupamos cada uno de nosotros, el “hogar” de decenas de miles de especies de microbios en el interior de nuestro cuerpo, aunque como veremos, no tiene que ser necesariamente malo.
Lo cierto es que los microbios “domésticos” se esconden en los lugares más improbables. Tomemos una bacteria común amante del calor llamada Thermus aquaticus. Estas solo pueden encontrarse en dos tipos de ambientes. Por un lado, géiseres increíblemente calientes, por ejemplo en Yellowstone, y en algo más mundano como es nuestro calentador o termo del agua caliente de la casa.
Otro ejemplo lo obtenemos con el hongo Penicillium, el cual, y como decíamos más arriba, es capaz de desplazarse por el aire acondicionado desde el exterior. Cuando encendemos el aire es capaz de llegar a todas las partes de la casa a través de sus esporas. De hecho, son el causante de alergias en el 2/6% de las personas.
Sin embargo, somos realmente nosotros los que más microbios tenemos. De hecho, llegan miles de ellos al cuerpo cada vez que nos bañamos. La ducha cuenta, según las investigaciones, con miles de organismos “viviendo” apilados uno encima del otro en una capa viscosa de medio milímetro de espesor. Estos organismos salen expulsados a nuestro cuerpo cuando nos duchamos.
Ocurre que esto no es necesariamente malo o un problema. Al contrario, los científicos han encontrado que un tipo de microbacteria que habita la ducha en realidad aumenta los niveles de serotonina. Esta a su vez es un neurotransmisor pensado para disminuir el estrés y aumentar la felicidad, y cuando esas microbacterias aterrizan en nuestro organismo, se unen a decenas de miles de otros microbios, conformando así el lugar más sucio de la casa: nuestro cuerpo.
También tenemos el Corynebacterrium, un tipo de microbio que le da a las axilas un olor terrible, pero que al mismo tiempo lucha contra los agentes patógenos nocivos como E. Coli.
Mientras tanto, entre 300 y 500 especies de microbios colonizan nuestro intestino, y se piensa que juegan un papel fundamental en el mantenimiento de nuestro sistema inmunológico, digestivo e incluso en nuestra salud mental.
Y si hablamos de la categoría no bacteriana, tenemos invitados como los ácaros microscópicos que viven en nuestra cara, o aquellos que colonizan los dedos de los pies. Y aunque todos suenen espantosos, estos microbios ayudan a mantenernos más seguros.
Estas especies microbianas inofensivas suelen superar en número a las que son dañinas. De hecho, menos del 0,00000001% de especies microbianas cuenta para casi todas las enfermedades infecciosas en el planeta, y todas estas bacterias inofensivas que se arrastran por nuestra piel en realidad significan menos espacio y recursos para los patógenos (como los microbios resistentes a los antibióticos).
Todo ello significa que estos últimos tienen menos oportunidades de hacernos enfermar, por lo que incluso cuando los antibióticos fallan, esos cientos de miles de microbios que habitan y se arrastran sobre nuestro cuerpo en realidad nos están manteniendo a salvo.
Dicho de otra forma: de alguna manera, necesitamos “ensuciarnos” con todas esas bacterias para, irónicamente, mantenernos limpios y saludables. [Science Insider]