Dos estudiantes de la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas del Instituto Politécnico Nacional están realizando un proyecto para aprovechar aguas negras y ríos contaminados y transformarlas en combustible limpio. Jeimmie Gabriela Espino y Lisset Dayanira Neri ya desarrollaron un prototipo que tiene un purificador y un electrolizador que puede ser portátil o fijo y que llevarán a zonas con alta marginación del país.
El nombre del prototipo, llamado Gimfi, proviene del otomí y significa “agua sucia”. Este cuenta con diversas capas, entre ellas: algodón, arena, carbón, mármol, grava y tezontle que ayudan a retener sólidos grandes y partículas orgánicas, también eliminan malos olores y colores. Fueron asesoradas por el profesor e investigador Martín Daniel Trejo.
Las estudiantes obtuvieron el segundo lugar de Ciencias Exactas y Naturales en la Expo Ciencias Metropolitanas 2018. Su prototipo se ha desarrollado en tres años ya que tuvieron que hacer estudios sobre agua contaminada, analizar cuáles eran los mejores materiales para realizar el filtro y ver cuál era el tamaño adecuado para el hidrolizador para hacerlo portátil.
#ProyectoIPN Transforman aguas negras en combustible limpio. El prototipo #Gimfi aprovecha el líquido para producir hidrógeno y darle un uso práctico como combustible. #ESIQIE https://t.co/m863zoQYIP pic.twitter.com/k4jZoeSIyl
— IPN (@IPN_MX) 15 de agosto de 2018
Dará energía a estufas y hornillas
Las alumnas aseguraron que: “este tipo de purificadores podrían generar su propio combustible a partir de agua residual, solo bastaría con recolectar agua sin importar su grado de contaminación”. El hidrógeno producido no se almacenaría sino que se ocuparía como combustible para estufas y hornillas. Para generar el hidrógeno por electrólisis se necesita energía eléctrica, por lo que quieren modificar el prototipo Gimfi para añadir una celda solar y volverlo sustentable.
Las estudiantes hicieron pruebas con muestras recolectadas de zonas del estado de Hidalgo, de donde son originarias, como Tetepango, Mixquiahuala y Atitalaquia. Se introducen alrededor de 900 mililitros a una botella de PET y se obtiene un líquido más limpio después de 30 minutos. El agua ya filtrada contiene más minerales que el agua potable lo que beneficia a la electrólisis para obtener hidrógeno. Las alumnas buscan patentar pronto su proyecto.
Según información de el Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental A.C., en 2015 el costo económico de la contaminación por aguas residuales no tratadas fue de 57 mil 403 millones de pesos, es decir, .3 por ciento del Producto Interno Bruto. Asimismo, el agua contaminada puede producir enfermedades. Hacer una inversión para tratar agua contaminada y residual representa una ganancia a largo plazo. Por lo que este prototipo podría contribuir a ocupar esta agua a pequeña escala para dar energía a los hogares en zonas contaminas.