Alguna vez te han temblado las manos porque tomaste algún medicamento o demasiado café? Seguramente alguien te habrá dicho “parece que tienes Parkinson”, porque el temblor está asociado a uno de los síntomas característicos de dicha enfermedad. Sin embargo, sabemos que sólo es una expresión y que no todos los temblores son síntoma de Parkinson.
El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que afecta al cerebro produciendo temblores corporales, dificultando la coordinación y causando rigidez muscular.
El cerebro es el órgano más grande del sistema nervioso central y se encarga de regular todas las acciones de nuestro cuerpo. Está constituido por dos clases de células, las neuronas y la glía. Las neuronas han sido clasificadas en grupos de acuerdo a la sustancia química que producen, llamada neurotransmisor. Estas moléculas tienen la capacidad de llevar información de una neurona a otra muy rápidamente en un evento químico llamado sinapsis.
Para cada una de las funciones que realizamos como respirar, aprender o movernos se activa un grupo de neuronas en particular, las cuales se comunican formando “vías”, como si fueran carreteras en nuestro cerebro. Llevando la información hasta donde sea necesaria para efectuar alguna función. En el caso del Parkinson la vía principalmente afectada es la nigroestriatal, que se encarga del control de los movimientos. Esta vía está constituida por neuronas que producen dopamina y que se ven afectadas por procesos como estrés oxidativo, inflamación y muerte celular. La pérdida de este grupo de neuronas provoca la disminución de la concentración de dopamina en el cerebro impidiendo la trasmisión de la información. Cuando esta disminución es de aproximadamente 70% es posible comenzar a ver los síntomas, que pueden ser temblores mientras se está en reposo debido a que la comunicación neuronal es afectada en esta vía motora. Por lo general empieza a percibirse en una mano y es hasta este punto cuando podría comenzar a realizarse el diagnóstico de Parkinson.
Al paso del tiempo, más y más neuronas dependientes de dopamina van muriendo provocando la presencia de otros síntomas como rigidez, posturas anormales, dificultad para iniciar o continuar los movimientos. Los síntomas ya existentes van empeorando hasta provocar caídas involuntarias y la incapacidad de realizar actividades cotidianas como caminar o comer solos. Si bien los síntomas motores son los más característicos en el Parkinson, con el tiempo también se desarrollan desórdenes del sueño, sensoriales, gastrointestinales, depresión, ansiedad, declive cognitivo, entre otros.
Actualmente la incidencia anual en el mundo de la enfermedad de Parkinson es de 18 nuevos casos por cada 100 mil habitantes, una cifra que la coloca como la segunda enfermedad neurodegenerativa más importante por su incidencia a nivel mundial después del Alzheimer. Las personas más afectadas son los adultos mayores de 65 años, con más probabilidad de presentarse en hombres que en mujeres.
Las primeras descripciones de este padecimiento de las que se tiene registro se realizaron por Galeno en el siglo ii d.c. Sin embargo, fue hasta 1817 cuando el Dr. James Parkinson realizó la primera descripción formal y detallada de esta enfermedad a la que denominó parálisis agitante. Y no fue sino a finales del siglo xix cuando Jean-Martin Charcot le dio el nombre de enfermedad de Parkinson. A casi 200 años de haberse descrito formalmente este padecimiento aún se desconoce su etiología, es decir qué lo causa. Aún así se han reconocido factores de riesgo muy importantes, entre los que destacan el envejecimiento, la exposición a toxinas ambientales, así como la asociación a algunos factores genéticos, sin considerar al Parkinson como una enfermedad hereditaria.
Los tratamientos actuales se enfocan en la reducción de los síntomas, es decir que no existe la posibilidad de curar, detener o revertir el proceso neurodegenerativo. El fármaco de elección es un precursor de la dopamina llamado levodopa, que permite la síntesis de dopamina en el cerebro, lo cual disminuye los síntomas motores. Sin embargo, el 50% de los pacientes desarrollan complicaciones en los 5 primeros años de tratamiento; por ello, usualmente se administra en combinación con otros fármacos. Además del tratamiento farmacológico, también existen algunas opciones quirúrgicas para tratar los síntomas, como la estimulación cerebral profunda.
No obstante, estas cirugías han sido asociadas con serios efectos adversos y el agravamiento de los síntomas, además de que solamente del 5% al 10% de los pacientes son candidatos.
Como es evidente existe una creciente necesidad del desarrollo de nuevas opciones terapéuticas. Por ello, alrededor del mundo se han formado varios grupos de investigación dedicados a esclarecer los mecanismos involucrados en el inicio y desarrollo de la enfermedad, así como a la búsqueda de nuevos tratamientos farmacológicos y quirúrgicos. En México un ejemplo de estos grupos de investigación son los pertenecientes al Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía. Igualmente existen varias asociaciones que brindan apoyo a los pacientes de Parkinson y a sus familias como la Asociación Mexicana de Parkinson. Personajes famosos que han sufrido esta enfermedad han contribuido con centros de apoyo, como es el caso del fallecido boxeador Muhammad Ali con el Muhammad Ali Parkinson Center. El 11 de abril se celebra el día mundial de la lucha contra el Parkinson.