Si eres de los que consideran que “el correctivo” es la mejor forma de educar a un infante, déjanos decirte que estás equivocado. Y sí, esto incluye el poder de la chancla (lee esto mamá). Un estudio psicológico publicado por el Journal of Family Psychology, concluyó que los niños que son nalgueados por mal comportamiento, tienen efectos a largo plazo similares a los del abuso físico.
Durante cincuenta años y pruebas con más de 160 mil niños, la Dra. Elizabeth Gershoff y su equipo llegaron a la conclusión de que los azotes están asociados a resultados perjudiciales a largo plazo, y no están asociados al cumplimiento efectivo de las tareas. Por tanto, esta forma de violencia tolerada no genera ningún beneficio tangible, aunque se piense lo contrario.
“Más vale una nalgada a tiempo”
¿Cuántas veces no escuchamos la frase que da título a este apartado? Pues bien, el estudio titulado Spanking and child outcomes: Old controversies and new meta-analyses, ratifica que más que efectos positivos, nalguear –dar una palmada como un golpe abierto en las extremidades o el trasero– puede generar, en realidad, un mal comportamiento.
Según el Dr. Andrew Grogan-Kaylor:
“El resultado del estudio revela que el azote aumenta la probabilidad de una variedad amplia de resultados no deseados para los niños. Las nalgadas hacen así lo contrario de lo que los padres generalmente quieren que hagan.”
Desafortunadamente, este comportamiento es una costumbre extendida alrededor del mundo, ya que el 80% de los niños son golpeados de esta manera. Sobre todo, señalan los investigadores, porque los adultos que sufrieron en su infancia este tipo de abuso lo reproducen.
En México, por ejemplo, el castigo corporal para menores es una forma socialmente aceptada de “educar” y “corregir” a los niños en la casa, la escuela y en otros ámbitos institucionales. Un dato tétrico: el Informe Nacional sobre Violencia y Salud publicado por la Unicef, señala que en nuestro país 2 niños con menos de 14 años de edad mueren cada día a causa de la violencia. Puedes asociar esta cifra al maltrato infantil, pero en realidad, cualquier agresión hacia el otro, es maltrato, aunque sigamos pensando que se trata de corregir conductas. Un golpe es un golpe.
VÍA: Independent